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Visitas Casa por Casa
Como ministerio, realizamos visitas casa por casa porque nos permiten tener un contacto directo y personal con los niños a quienes servimos y sus familias. Estas visitas nos ayudan a conocer mejor a cada niño, comprender su vida diaria, el entorno en el que crece y la dinámica familiar que lo rodea.
Al ingresar a sus hogares, podemos identificar de primera mano sus necesidades más urgentes, ya sean materiales o emocionales, y responder de manera más efectiva con la ayuda que estamos en capacidad de ofrecer. Además, estas visitas nos permiten detectar situaciones de riesgo, abandono, abuso o carencia afectiva, lo cual nos lleva a actuar oportunamente brindando apoyo, consejería, alimentos, útiles escolares u otros recursos. Cuando es necesario, también canalizamos los casos a instituciones especializadas.
Las visitas a los hogares fortalecen los lazos de confianza entre el ministerio y la comunidad. Durante estas visitas, es común que los padres o cuidadores abran su corazón, compartan sus luchas y nos permitan orar por ellos. Esto abre puertas para llevar esperanza, consuelo y el mensaje del Evangelio.
Gracias a esta cercanía, impactamos no solo la vida de los niños, sino también el corazón de toda la familia. Además, estas visitas nos permiten planificar mejor nuestras actividades y programas, adaptándolos a las verdaderas necesidades de la comunidad.